Desde
tiempos inmemoriales los caminos han sido los medios más útiles para el
intercambio comercial, social y cultural entre los nacientes pueblos de Roma,
Atenas y el nuevo Mundo. Por lo tanto,
historizar sobre los caminos es detectar las formas de significación a lo largo
de la Historia y referenciar las huellas que dejaron en la mente de los hombres
del pasado y de los distintos grupos sociales que interactuaban sobre el
territorio.
Si
el teléfono es una extensión de la voz, el camino (en el pasado y hasta hoy) es
una prolongación de la disposición técnica de los pies y de una manera
particular de exteriorización de la memoria, una proyección del deseo, de los
imaginarios, de los símbolos y de la civilización de la cultura.
A
través de los caminos se buscaban nuevas rutas para el comercio, la agricultura
y las relaciones afectivas y familiares. Por los caminos no sólo circulaban
ideas y bienes materiales, sino también otras manifestaciones menos tangibles
al discurso histórico y que son parte de la identidad de los pueblos. Por
ejemplo, la llegada de una Banda de Pueblo, de una vitrola con discos de carbón
donde venían plasmadas letras de pasillos venían por los caminos y se quedaban
en el imaginario colectivo.
Tribus como la de los zarumas,
pacchas, guizaguiñas y kuripambas, parte de la Confederación Cañari, mucho
antes de la conquista incásica ya tuvieron redes de caminos de comunicación,
tanto para el intercambio entre estas tribus como por necesidades de expansión
territorial. Estos caminos luego fueron
ampliados por los incas y posteriormente utilizados por los españoles en la
Colonia: cuando empezó la explotación minera en lo que hoy es Portovelo,
provincia de El Oro.
Los
aborígenes buscadores de oro construyeron caminos que conectaban el yacimiento
Kuripamba. Los incas, entre 1460 y 1530
utilizan la ruta Zaruma- Paccha-Yacuviña-Girón-Tomebamba en sus planes de
expansión para conquistar a los cañaris, en tanto que los conquistadores y
colonizadores españoles salen por el Río Tumbes en busca del oro adentrándose
por dicho Río hasta llegar a Kuripamba.
El valle en ese tiempo era pantanoso y se desviaron hacia la pendiente
para luego bajar por donde hoy es el camino “San José” (Barrio San José,
Portovelo). Este camino patrimonial San José
(Del que presenté una propuesta para su
rehabilitación al ex Alcalde de Portovelo, Julio Romero Orellana) pudo tener vigencia entre 1539 y
1560, fecha en que arribaron los españoles a la zona. Otra hipótesis es que el camino podría haber
sido construido por los primeros aborígenes buscadores de oro que llegaron a
Kuripamba, desde donde salieron los dijes que fueron obsequiados al Inca Huayna
Cápac, según refiere Pío Jaramillo Alvarado en su “Historia de Loja y su
Provincia”(aldovalarezo57@yahoo.es).
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