El uso del mercurio no solo afecta la salud humana y animal sino que impacta de manera irrevesible al agua. |
El uso del mercurio es tremendamente peligroso para el que lo manipula directamente, y para la misma población que vive en las zonas mineras de Portovelo y Zaruma |
Machala.- La población de la parte Alta de El Oro, especialmente los cantones mineros de Portovelo y Zaruma, todavía no reacciones por el desastre ambiental que los rodea, situación que con toda seguridad pagarán las futuras generaciones, es decir probablemente los nieto s y bisnietos de quienes actualmente se dedican a actividades mineras y el uso de sustancias peligrosas para la recuperación del oro, que actualmente en el mercado sobrepasa los 35 dólares por gramo, y de ahí la verdadera “fiebre del oro” que se observa en distintos puntos de la provincia y del país.
El Proyecto de Desarrollo Minero y Control Ambiental (PRODEMINCA), ejecutado por el ex Ministerio de Energía y Minas (1996-1998), sobre el monitoreo de las áreas mineras del Sur del Ecuador, demostró que la minería ha causado considerables impactos ambientales, de los cuales los más severos para esa época eran las áreas de Portovelo-Zaruma y Ponce Enríquez, siendo los principales contaminantes el mercurio, cianuro y metales pesados.
Si bien desde ese entonces se ha cambiado totalmente la normativa minera, con una nueva Ley desde enero del 2009, apuntando a una visión extractivista del Régimen, al parecer no existen los controles adecuados ni el seguimiento de las medidas de protección al medio ambiente que deben cumplir los mineros artesanales. En estos últimos años las autoridades mineras otorgaron permisos de funcionamiento a plantas procesadoras y chancadoras junto al río Calera, Amarillo y otros, conociendo de antemano que los residuos y colas eran arrojados a estos ríos, de ahí la dramática contaminación ambiental que con toda seguridad se ha incrementado, al igual que se ha desmejorado la salud de la población. En estos momentos se sigue observando nuevas construcciones de plantas en el Complejo minero de El Pache y en el barrio Osorio, sector estratégico enclavado entre los ríos Amarillo y Calera.
Durante la permanencia de PRODEMINCA se cumplió el Programa de Salud Minera, realizado en agosto de 1998, con muestras de sangre a 150 personas del sector minero de la parte Alta de El Oro. Las muestras en laboratorio demostraron un alto nivel de residuos de sustancias en la sangre, más allá de los límites permitidos por los organismos de control internacional.
Como se conoce, el mercurio es un mortal cancerígeno, de los más peligrosos que existen, que puede provocar daños irreparables en el cerebro, y además cáncer renal, pulmonar y hepático que puede dañar el feto, por ello se insiste que las futuras generaciones de la zona minera serán los que carguen el desastre ambiental provocado por los mineros y por la falta de control de las mismas autoridades que no tienen ninguna justificación ante hechos evidentes de contaminación de los ríos Calera, Amarillo, Puyango, Tenguel, Pagua, Siete, Caluguro, Santa Rosa y otros ríos donde se desarrollan actividades mineras.
El mercurio ingresa al organismo del hombre, es decir su extrema volatilidad hace que la vía área sea el mecanismo ideal para ingresar a los pulmones. En caso de inhalación de vapores de mercurio, se produce una reacción química del mercurio elemental que se realiza a nivel de la sangre (eritrocitos), para después distribuirse a nivel de todo el organismo, especialmente a nivel del sistema nervioso en donde las concentraciones son 10 veces mayores que a nivel de otros sistemas, con el agravante que a mayor exposición a los vapores de mercurio, mayor acumulación.
En la zona de Zaruma-Portovelo se continúa comercializando el mercurio y el cianuro en grandes cantidades, a sabiendas del profundo daño que causan, es decir que el afán del lucro está por encima del interés por la salud. Lo grave es que sus residuos son arrojados a los ríos Amarillo, Calera y otros causando un grave impacto ambiental.
Así como en Europa y en los países desarrollados ya no se comercializa el mercurio y el cianuro, el Estado debería prohibir su uso si quiere conservar la salud de la población, es decir para cumplir los postulados del buen vivir que señala la Constitución del Ecuador.